
VIUDAS NEGRAS P*TAS Y CHORRAS | SERIE | MUCHO HUMOR Y CRITICA SOCIAL | FLOW, TNT Y HBO max | 2025 | RECOMENDACIÓN POR Mauro Patat
Si Yiya Murano tuviera FLOW, esta sería su serie favorita. Acá no se matan con veneno, pero el humor es igual de letal.
La cantante Rosalía participó de una manera muy especial de “Games of thrones” pero muy pocas personas lo sabían. Tras el estreno de “House of the dragon”, la precuela de se la serie original, se reavivó el fuego de muchos fans que comenzaron a buscar detalles que se habían pasado o que quedaron en el olvido.
En varios capítulos hemos visto cameos de todo tipo en donde uno de los más recordados es el del cantante británico Ed Sheeran quien fue un soldado de los Lannister y en medio de la guerra se cruzó con Arya Stark, quien compartió un plato de comida con sus enemigos y hasta unas canciones que interpretó el artista.
Sin embargo, la participación de Rosalía no fue en medio de las sangrientas batallas o siendo parte del ejército de algunas de las casas, sino que fue la manera en la que más se destaca, cantando. El inesperado crossover sucedió en 2019 en pleno auge de “Games of thrones” y donde la artista estaba en su ascenso con la canción que lanzó junto a J Balvin “Con Altura” y que la catapultó a que la escuche todo el mundo.
Si Yiya Murano tuviera FLOW, esta sería su serie favorita. Acá no se matan con veneno, pero el humor es igual de letal.
Durante años, cada junio se vestía de colores. Las marcas corrían a cambiar sus logos por arcoíris, influencers hablaban de inclusión con brillo en la cara, y hasta los políticos más cínicos publicaban una fotito con la bandera LGTBIQ+ para “quedar bien”. Era el pinkwashing en su máxima expresión: no era amor, era marketing. Pero este 2025, algo cambió. Algo se apagó. Algo se incendió.
Anoche terminé de ver Mazel Tov, la nueva película de Adrián Suar, y todavía tengo los ojos húmedos. No solo por su historia judía cargada de tradición y códigos familiares, sino porque habla de algo que atraviesa a todas las familias, sin importar origen, fe o idioma: los vínculos. Los que tenemos. Los que no supimos cuidar. Y los que aún pueden repararse.
Anoche terminé de ver Mazel Tov, la nueva película de Adrián Suar, y todavía tengo los ojos húmedos. No solo por su historia judía cargada de tradición y códigos familiares, sino porque habla de algo que atraviesa a todas las familias, sin importar origen, fe o idioma: los vínculos. Los que tenemos. Los que no supimos cuidar. Y los que aún pueden repararse.
Durante años, cada junio se vestía de colores. Las marcas corrían a cambiar sus logos por arcoíris, influencers hablaban de inclusión con brillo en la cara, y hasta los políticos más cínicos publicaban una fotito con la bandera LGTBIQ+ para “quedar bien”. Era el pinkwashing en su máxima expresión: no era amor, era marketing. Pero este 2025, algo cambió. Algo se apagó. Algo se incendió.
Si Yiya Murano tuviera FLOW, esta sería su serie favorita. Acá no se matan con veneno, pero el humor es igual de letal.