
🌈 ORGULLO, PREJUICIO Y NADA DE SENSATEZ PERO MUCHO SENTIMIENTO | Por Mauro Patat #Pride
Durante años, cada junio se vestía de colores. Las marcas corrían a cambiar sus logos por arcoíris, influencers hablaban de inclusión con brillo en la cara, y hasta los políticos más cínicos publicaban una fotito con la bandera LGTBIQ+ para “quedar bien”. Era el pinkwashing en su máxima expresión: no era amor, era marketing. Pero este 2025, algo cambió. Algo se apagó. Algo se incendió.
Mundo28 de junio de 2025

Ya no están los arcoíris en las redes de Mastercard, Coca-Cola, Nike o Disney. Ya no hay tantas fiestas. Ya no hay grandes festivales patrocinados por empresas. Este año, el Orgullo se volvió un acto más íntimo, más silencioso, más político. Como si el color se hubiera lavado con agua tibia y nos devolviera una realidad más cruda: la del abandono.
¿Qué pasó?
Pasó que incomodamos. Que los discursos antiderechos avanzaron. Que figuras tan importanters como presidentes, a los cuales no pienso nombrar, y otros líderes de derecha se animan a señalar al colectivo LGTBIQ+ como “exceso de libertad”. Pasó que las marcas, que antes se subían al arcoíris para vender, ahora se bajaron por miedo a perder público conservador.
Bienvenides a la resaca del pinkwashing.
Las grandes marcas, esas que en 2023 colgaban la bandera del arcoíris hasta en el papel higiénico, hoy prefieren el gris. Ya no servimos para vender. Y por eso desaparecen. No porque no puedan, sino porque no quieren lidiar con las consecuencias de realmente estar del lado de los derechos.
Y me encanta.
Me encanta que se les caiga la careta. Porque si hay algo que tiene el orgullo, es memoria. Y la dignidad no se alquila por un mes al año. La identidad no es un hashtag. El deseo no se monetiza. La libertad no se negocia con un Excel.
Este año, el Orgullo vuelve a las bases: a la calle, al cuerpo, a la rabia, al abrazo, a la consigna.
En muchos países se cancelaron fiestas históricas o se redujeron a mínimos encuentros barriales. En otras partes del mundo, se prohibieron directamente. En algunas ciudades, como Nueva York o Madrid, los desfiles siguen, pero con menos apoyo institucional. Y en todas partes, se nota la incomodidad de un sector que prefiere que el colectivo “no moleste tanto”. Como si ser visible fuera un acto de provocación.
Y lo es.
Cabe aclarar que aunque el Día Internacion del Orgullo es el 28 de Junio, en Argentina lo celebramos y marchamos en noviembre. Por historia, por clima y por memoria: porque hubo un tiempo donde julio era sinonimo de velorio décadas atrás.
Ser visible hoy, amar en público hoy, hablar con orgullo hoy, es más político que nunca. En este contexto global de derechización, de discursos de odio que se maquillan de moral, y de censura disfrazada de corrección, mostrarse sigue siendo un acto de resistencia.
¿Dónde están los arcoíris, Mastercard? ¿Dónde están los hashtags de inclusión, Spotify? ¿Dónde están las pancartas de “Love is Love”, Disney?
Las sacaron del feed. Pero no del corazón de quienes seguimos acá. Luchando, besando, gritando, construyendo belleza en medio del ruido.
Este 28 de junio, el orgullo no se mide en likes, ni en sponsors. Se mide en memoria. En deseo. En comunidad.
Feliz Día del Orgullo.
Feliz día para quienes no negociamos nuestra existencia.
Y para quienes hoy no están, pero abrieron el camino a puro tacazo y glitter: gracias. Siguen acá. En cada paso. En cada marcha. En cada beso robado. 🌈
#DiaDelOrgulklo #LGTBIQ #Argentina #MArcas #pinkwashin #Trump #miLEI




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