
VIUDAS NEGRAS P*TAS Y CHORRAS | SERIE | MUCHO HUMOR Y CRITICA SOCIAL | FLOW, TNT Y HBO max | 2025 | RECOMENDACIÓN POR Mauro Patat
Si Yiya Murano tuviera FLOW, esta sería su serie favorita. Acá no se matan con veneno, pero el humor es igual de letal.
El actor de Transformers, Shia LaBeouf expresó que hubo un momento en su vida en el que "ya no quería estar vivo" y encontró un sentido de dirección a través de la lectura del evangelio.
En una entrevista de 90 minutos con el obispo Robert Barron, habló sobre cómo un momento oscuro en su vida lo llevó a reexaminar su fe. Al explicar cómo "nunca fue ateo" y siempre se había considerado un agnóstico al que "le gustaba discutir", LaBeouf recordó haber recurrido a la religión cuando sintió que su "vida estaba en llamas".
"Estaba saliendo del infierno. No fue como si hubiera venido aquí voluntariamente en un caballo blanco, cantando melodías", le dijo a Barron. "Ya no quería ser actor y mi vida era un desastre".
Admitiendo que había "herido a mucha gente" en el pasado, el actor recordó haber sentido una "profunda vergüenza" que lo hizo contemplar el suicidio. "Tenía un arma sobre la mesa. Estaba fuera de aquí", compartió. "Ya no quería estar vivo cuando sucedió todo esto. Una vergüenza como nunca antes había experimentado, el tipo de vergüenza que te hace olvidar cómo respirar. No sabes a dónde ir".
En ese momento, LaBeouf acababa de aceptar el papel titular en Padre Pio, la próxima película biográfica sobre el fraile capuchino franciscano italiano. En preparación para el papel, el actor se quedó en un monasterio y comenzó a investigar el catolicismo. Al no tener "amigos en mi vida" en este momento, LaBeouf dijo que sintió un "profundo deseo de aferrarse" cuando comenzó a leer el evangelio.
"Y deja de ser una preparación para una película y comienza a ser algo más allá de todo eso", continuó. "Ahora sé que mi Dios estaba usando mi ego para atraerme hacia Él".
En otra parte de la entrevista, LaBeouf explicó cómo las denuncias de abuso contra él en los últimos años llevaron a un distanciamiento con su madre, a quien describió como "avergonzada más allá de toda imaginación" cuando surgieron las denuncias. "La noticia que salió a la luz fue como, 'He abusado de las mujeres, estoy disparando a los perros, he estado dispuesto a dar enfermedades de transmisión sexual a las mujeres'", dijo, calificando las acusaciones de "depravadas".
Sin embargo, según LaBeouf, pudo volver a conectarse con su madre después de encontrar "paz" a través de la oración y sus estudios en el monasterio. "Fue ver a otras personas que han pecado más allá de cualquier cosa que pueda conceptualizar y que también se encuentren en Cristo lo que me hizo sentir como, 'Oh, eso me da esperanza'", explicó. "Empecé a escuchar experiencias de otras personas depravadas que habían encontrado su camino en esto, y me hizo sentir que tenía permiso".
Si Yiya Murano tuviera FLOW, esta sería su serie favorita. Acá no se matan con veneno, pero el humor es igual de letal.
Durante años, cada junio se vestía de colores. Las marcas corrían a cambiar sus logos por arcoíris, influencers hablaban de inclusión con brillo en la cara, y hasta los políticos más cínicos publicaban una fotito con la bandera LGTBIQ+ para “quedar bien”. Era el pinkwashing en su máxima expresión: no era amor, era marketing. Pero este 2025, algo cambió. Algo se apagó. Algo se incendió.
Anoche terminé de ver Mazel Tov, la nueva película de Adrián Suar, y todavía tengo los ojos húmedos. No solo por su historia judía cargada de tradición y códigos familiares, sino porque habla de algo que atraviesa a todas las familias, sin importar origen, fe o idioma: los vínculos. Los que tenemos. Los que no supimos cuidar. Y los que aún pueden repararse.
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Si Yiya Murano tuviera FLOW, esta sería su serie favorita. Acá no se matan con veneno, pero el humor es igual de letal.