
VIUDAS NEGRAS P*TAS Y CHORRAS | SERIE | MUCHO HUMOR Y CRITICA SOCIAL | FLOW, TNT Y HBO max | 2025 | RECOMENDACIÓN POR Mauro Patat
Si Yiya Murano tuviera FLOW, esta sería su serie favorita. Acá no se matan con veneno, pero el humor es igual de letal.
Salen a la luz detalles de la relación entre Daniel Sancho y Edwin Arrieta Arteaga, donde el chef e 29 años confesó el crimen contra el cirujano de 44 años, revelando en primer momento que había sido por celos. Luego, dijo que fue una reacción ante la relación tóxica que tenían. Aunque aseguró que sí mantenían sexo, dijo que Edwin lo acosaba y chantajeaba.
Pruebas de redes sociales y testimonios demuestran que el español y el colombiano estaban desde hace un año. Uno de los mejores amigos de Sancho dijo al programa Y ahora Sonsoles: "Un día estaban bien, otros mal. Como toda relación, discutían".
Dentro de sus declaraciones a los medios, el ahora detenido dijo que Edwin lo había obligado a terminar con su novia. En un informe se reveló cómo fueron los encuentros secretos entre la víctima y su victimario: luego de conocerse a través de Instagram, comenzaron una relación que incluyó viajes y dinero. En su cuenta, Daniel seguía el perfil personal de Edwin, En febrero: "disfrutaron de un día en un picadero en Segovia montando a caballo. También, disfrutando de una cena con amigos en un restaurante muy cercano".
"El cirujano disfrutaba de la compañía del joven y su grupo de amigos en sus frecuentes viajes a España". También aseguran que antes del fatal viaje a Tailandia habían estado en Ibiza.
En su declaración, Daniel dijo: "Él estaba obsesionado conmigo . Me engañó, me hizo creer que lo que quería era hacer negocios conmigo".
Además de reservar una habitación para ambos en el hotel donde se cometió el crimen, imágenes de seguridad los mostraron juntos en una moto previamente.
Si Yiya Murano tuviera FLOW, esta sería su serie favorita. Acá no se matan con veneno, pero el humor es igual de letal.
Durante años, cada junio se vestía de colores. Las marcas corrían a cambiar sus logos por arcoíris, influencers hablaban de inclusión con brillo en la cara, y hasta los políticos más cínicos publicaban una fotito con la bandera LGTBIQ+ para “quedar bien”. Era el pinkwashing en su máxima expresión: no era amor, era marketing. Pero este 2025, algo cambió. Algo se apagó. Algo se incendió.
Anoche terminé de ver Mazel Tov, la nueva película de Adrián Suar, y todavía tengo los ojos húmedos. No solo por su historia judía cargada de tradición y códigos familiares, sino porque habla de algo que atraviesa a todas las familias, sin importar origen, fe o idioma: los vínculos. Los que tenemos. Los que no supimos cuidar. Y los que aún pueden repararse.
Durante años, cada junio se vestía de colores. Las marcas corrían a cambiar sus logos por arcoíris, influencers hablaban de inclusión con brillo en la cara, y hasta los políticos más cínicos publicaban una fotito con la bandera LGTBIQ+ para “quedar bien”. Era el pinkwashing en su máxima expresión: no era amor, era marketing. Pero este 2025, algo cambió. Algo se apagó. Algo se incendió.
Si Yiya Murano tuviera FLOW, esta sería su serie favorita. Acá no se matan con veneno, pero el humor es igual de letal.