

La conductora y ex de Carlos Menem, Cecilia Bolocco, aprovechó las redes sociales para hacerle saber a sus seguidores que se había sometido a una operación de urgencia y contó todos los detalles acerca del delicado momento que atravesó.
La conductora comenzó: “Me convertí en un orzuelo llamado Cecilia, porque se convirtió en una cosa que se apoderó de mí. Fui como tres veces al doctor, fui hasta urgencias, a todas partes para que me ayudaran y todos me decían que no podían hacer nada”.
Luego, dio paso a detallar que recorrió varios especialistas y ninguno le encontraba la solución adecuada al problema del orzuelo, hasta que cansada, dolorida y frustrada por la situación, acorraló a uno de los profesionales que visitó y le dijo: “Usted me lo tiene que sacar, porque si no, yo no puedo seguir viviendo, del dolor, ya no dormía. Me operaron y me pusieron unos puntos en el ojo, me partieron. Me volví a casa con un parche”.
Al finalizar, Bolocco reveló un tip que de alguna manera, ella sintió que aceleró su proceso de recuperación, tras la cirugía: "Yo me pregunté a mi misma: ‘¿Cómo voy a grabar?’. Tenía que recuperar mi ojo… pueden creer que a punta de aloe vera se me sanó, yo no sé cómo lo hice. Recé mucho”.


"Hay que TRATARLA como una REA COMÚN": la INDIGNACIÓN de Espert por la DOMICILIARIA de Cristina Kirchner#mesaza

La entrevista completa de Javier Milei con Esteban Trebucq

"Hay que TRATARLA como una REA COMÚN": la INDIGNACIÓN de Espert por la DOMICILIARIA de Cristina Kirchner#mesaza

🎬 MAZEL TOV | 2025 | PELÍCULA | COMEDIA DRAMÁTICA | La familia, los vínculos y lo que callamos | Por Mauro Patat
Anoche terminé de ver Mazel Tov, la nueva película de Adrián Suar, y todavía tengo los ojos húmedos. No solo por su historia judía cargada de tradición y códigos familiares, sino porque habla de algo que atraviesa a todas las familias, sin importar origen, fe o idioma: los vínculos. Los que tenemos. Los que no supimos cuidar. Y los que aún pueden repararse.

🌈 ORGULLO, PREJUICIO Y NADA DE SENSATEZ PERO MUCHO SENTIMIENTO | Por Mauro Patat #Pride
Durante años, cada junio se vestía de colores. Las marcas corrían a cambiar sus logos por arcoíris, influencers hablaban de inclusión con brillo en la cara, y hasta los políticos más cínicos publicaban una fotito con la bandera LGTBIQ+ para “quedar bien”. Era el pinkwashing en su máxima expresión: no era amor, era marketing. Pero este 2025, algo cambió. Algo se apagó. Algo se incendió.