Allá por 2014-2015 vivimos una etapa inolvidable del cine romántico: la de los amores terminales, o como me gusta llamarlos, los amores cancerígenos. Eran historias donde el amor y la muerte respiraban juntos: "Bajo la misma estrella", "Yo antes de ti", "Si decimo quedarme"… Películas que nos enseñaron que amar a veces duele, pero también que ese dolor es parte de estar vivos.
MundoHace 2 horas
Mauro Patat
Diez años después, Mi Año en Oxford, protagonizada por Sofía Carson y Corey Mylchreest, retoma ese espíritu con un tono maduro y conmovedor. Carson interpreta a Anna De La Vega, una joven brillante y ambiciosa que deja todo atrás —trabajo, pareja, seguridad— para cumplir su sueño de estudiar poesía victorians en la Universidad de Oxford. Es su año para empezar de nuevo, para redescubrir quién es fuera del guion que otros habían escrito para ella.
Entre bibliotecas centenarias, cafés lluviosos y discusiones sobre literatura, Anna conoce a Jamie Davenport, un profesor asistente británico que parece tener la vida resuelta… hasta que un secreto amenaza con cambiarlo todo. Lo que empieza como una historia académica se convierte en un viaje emocional sobre el amor, la pérdida y la valentía de entregarse sin garantías.
La química entre Carson y Mylchreest es magnética: se sienten naturales, vulnerables y profundamente humanos. Sofía Carson deja atrás su imagen Disney y se sumerge en un papel sensible, luminoso y real, demostrando que está lista para su etapa más adulta como actriz.
🎓✨ Mi Año en Oxford no busca hacerte llorar porque sí: quiere que pienses en las decisiones que cambian el rumbo, en esos amores que aparecen cuando menos los esperás y te obligan a mirar la vida de otra forma. Es un drama romántico con alma literaria, visualmente hermoso y emocionalmente honesto.
Quizás no sea el gran clásico trágico de hace una década, pero tiene corazón, elegancia y un mensaje poderoso: a veces el verdadero milagro no es evitar el final, sino animarse a vivir mientras dure. Se merece un 8.
#MyOxfordYear
Allá por 2014-2015 vivimos una etapa inolvidable del cine romántico: la de los amores terminales, o como me gusta llamarlos, los amores cancerígenos. Eran historias donde el amor y la muerte respiraban juntos: "Bajo la misma estrella", "Yo antes de ti", "Si decimo quedarme"… Películas que nos enseñaron que amar a veces duele, pero también que ese dolor es parte de estar vivos.
Bueno, gente, agarrense: Cómo entrenar a todo dragón, versión live-action 2025, es como ese ese amigo o familiar que todos teníamos que volvía de viaje con la mochila llena de souvenirs raros: te sorprende, te confunde, y a veces te hace reír porque no sabés si es un dragón o un avión de combate disfrazado.
