
Jesica Cirio vende su ropa en una feria americana en medio de la crisis
Jésica Cirio comenzó a vender su ropa luego de que detuvieran a su expareja Elías Piccirillo y en medio de la crisis.
En 2011, Zulma Lobato fue a los estudios de Crónica TV a dar una nota para promocionar su trabajo. Fuera del aire, la actriz sufrió una descompensación. Lo que no sabía es que las cámaras del canal registraron todo y luego difundieron las imágenes sin su consentimiento.
Ahora, según detalló Diario Judicial, la causa que inició Lobato contra Crónica llegó a su fin de forma favorable para la mediática: “La Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil confirmó una demanda impulsada la artista Zulma Lobato por daños y perjuicios contra Estrellas Satelital S.A.- propietaria de la señal Crónica TV-, la conductora Anabela Ascar y el productor César Notaro”.
Según contó Zulma, cuando ella fue a hacer la nota, informó que no se sentía bien. La respuesta desde el programa fue: “No importa, hay que vender”. Así fue como luego ocurrió el incidente que fue difundido sin permiso de Lobato.
Según determinó la Justicia, las imágenes “no versaron sobre una cuestión de interés público, pues la actora sufrió un episodio en el que se vio comprometida su salud, en los estudios de un canal televisivo (fuera del aire), y se decidió grabarlo en su totalidad para luego exponerlo en un programa posterior”.
En suma: “Todas estas cuestiones pertenecen a la esfera privada de la Sra. D. (Zulma Lobato), y no se advierte qué interés socialmente relevante puede tener su difusión. Así las cosas, ante la ausencia de consentimiento por parte de la actora, es claro que en el curso de esa emisión se lesionaron el honor, la intimidad, y la imagen de la Sra. D”.
En una entrevista con Franco Torchia el año pasado, Zulma expresó sobre el asunto: “Me molestó. Hubiera preferido que eso la gente no lo viera. Petinatto hacía un programa, no sé cómo se llamaba y decía: vamos a hacer el ‘Zulmatazo’, los que manden una foto con la boca abierta de Zulma Lobato participan de un concurso. Entonces la gente mandaba fotos con la boca abierta. Eso me produjo mucho enojo”.
Jésica Cirio comenzó a vender su ropa luego de que detuvieran a su expareja Elías Piccirillo y en medio de la crisis.
Durante años, cada junio se vestía de colores. Las marcas corrían a cambiar sus logos por arcoíris, influencers hablaban de inclusión con brillo en la cara, y hasta los políticos más cínicos publicaban una fotito con la bandera LGTBIQ+ para “quedar bien”. Era el pinkwashing en su máxima expresión: no era amor, era marketing. Pero este 2025, algo cambió. Algo se apagó. Algo se incendió.
Si Yiya Murano tuviera FLOW, esta sería su serie favorita. Acá no se matan con veneno, pero el humor es igual de letal.