
VIUDAS NEGRAS P*TAS Y CHORRAS | SERIE | MUCHO HUMOR Y CRITICA SOCIAL | FLOW, TNT Y HBO max | 2025 | RECOMENDACIÓN POR Mauro Patat
Si Yiya Murano tuviera FLOW, esta sería su serie favorita. Acá no se matan con veneno, pero el humor es igual de letal.
En el mes de abril, Cristiano y Georgina sufrieron una enorme pérdida, el fallecimiento de uno de sus hijos, algo para lo que no se prepara nadie, y que dejó un gran vacío en sus vidas. “Probablemente fue el momento más difícil que he tenido en mi vida desde que murió mi padre. Cuando tienes un hijo esperas que todo sea normal, pero tienes ese problema... es difícil.”, comenzó explicando Ronaldo.
Y es que sus sentimientos chocaron por un momento, por la felicidad de tener en sus brazos a Bella Esmeralda, y la tristeza de no tener con ellos a Ángel: “A veces trato de explicarle a mi familia y amigos más cercanos que nunca me sentí feliz y triste al mismo tiempo. Es difícil de explicar. No sabes si vas a llorar o a sonreír, porque es algo ante lo que no sabes cómo reaccionar, no sabes qué hacer”.
“Los niños entienden, había gritos alrededor de la mesa y me dicen: ‘Papá, esto le hice a Ángel’, y señalan al cielo. Lo que más me gusta porque es parte de sus vidas. No les voy a mentir a mis hijos, les digo la verdad, que fue un proceso difícil”, ha añadido, explicando también que está aun más unido con los pequeños y con Georgina: “De alguna manera, me volví más padre, más amigo de ellos; se vuelven más cercanos a su papá, y yo también a Georgina”. Habla con su hijo “todo el tiempo”
Además, Cristiano ha confesado que guardó las cenizas de su hijo junto a las de su padre, quien falleció en el 2005, en una capilla que creó en el sótano de su casa: “Hablo con ellos todo el tiempo y están a mi lado. Me ayuda a ser mejor persona, mejor padre. Estoy orgulloso de eso... el mensaje que me envían, especialmente mi hijo”.
Si Yiya Murano tuviera FLOW, esta sería su serie favorita. Acá no se matan con veneno, pero el humor es igual de letal.
Durante años, cada junio se vestía de colores. Las marcas corrían a cambiar sus logos por arcoíris, influencers hablaban de inclusión con brillo en la cara, y hasta los políticos más cínicos publicaban una fotito con la bandera LGTBIQ+ para “quedar bien”. Era el pinkwashing en su máxima expresión: no era amor, era marketing. Pero este 2025, algo cambió. Algo se apagó. Algo se incendió.
Anoche terminé de ver Mazel Tov, la nueva película de Adrián Suar, y todavía tengo los ojos húmedos. No solo por su historia judía cargada de tradición y códigos familiares, sino porque habla de algo que atraviesa a todas las familias, sin importar origen, fe o idioma: los vínculos. Los que tenemos. Los que no supimos cuidar. Y los que aún pueden repararse.