
VIUDAS NEGRAS P*TAS Y CHORRAS | SERIE | MUCHO HUMOR Y CRITICA SOCIAL | FLOW, TNT Y HBO max | 2025 | RECOMENDACIÓN POR Mauro Patat
Si Yiya Murano tuviera FLOW, esta sería su serie favorita. Acá no se matan con veneno, pero el humor es igual de letal.
Inesperado, repentino y doloroso, especialmente para el mundo de la música. El rapero Coolio ha fallecido en Los Ángeles, a los 59 años de edad. Su amigo y manager, Jarez Posey, ha confirmado la durísima noticia a CNN, sin entrar en dar demasiados detalles sobre lo ocurrido.
Artis Leon Ivey Jr, verdadero nombre de Coolio, se encontraba en casa de un amigo cuando la muerte le ha sobrevenido. No obstante, TMZ sí ha confirmado las extrañas circunstancias que han rodeado la muerte del rapero. Coolio había ido al baño, en casa de un amigo de Los Ángeles, donde permaneció más tiempo del habitual. Viendo que no salía y que no respondía a sus llamadas de atención, el amigo entró en el baño y encontró a Coolio tirado en el suelo. Rápidamente, llamó a emergencias pero los sanitarios tan sólo pudieron certificar la muerte de Coolio, en la tarde del miércoles, 28 de septiembre.
A través de fuentes policiales, no se encontraron restos de sustancias ni parafernalia en la escena del fallecimiento, es decir, el baño. No obstante, y a pesar de no encontrar evidencias extrañas en el baño, la policía ya ha abierto una investigación por lo ocurrido. Obviamente, será la autopsia la que determine la causa oficial del fallecimiento de un rapero que, en los 90, alcanzó la gloria más absoluta del sector musical.
Si Yiya Murano tuviera FLOW, esta sería su serie favorita. Acá no se matan con veneno, pero el humor es igual de letal.
Si Yiya Murano tuviera FLOW, esta sería su serie favorita. Acá no se matan con veneno, pero el humor es igual de letal.
Durante años, cada junio se vestía de colores. Las marcas corrían a cambiar sus logos por arcoíris, influencers hablaban de inclusión con brillo en la cara, y hasta los políticos más cínicos publicaban una fotito con la bandera LGTBIQ+ para “quedar bien”. Era el pinkwashing en su máxima expresión: no era amor, era marketing. Pero este 2025, algo cambió. Algo se apagó. Algo se incendió.
Anoche terminé de ver Mazel Tov, la nueva película de Adrián Suar, y todavía tengo los ojos húmedos. No solo por su historia judía cargada de tradición y códigos familiares, sino porque habla de algo que atraviesa a todas las familias, sin importar origen, fe o idioma: los vínculos. Los que tenemos. Los que no supimos cuidar. Y los que aún pueden repararse.
Anoche terminé de ver Mazel Tov, la nueva película de Adrián Suar, y todavía tengo los ojos húmedos. No solo por su historia judía cargada de tradición y códigos familiares, sino porque habla de algo que atraviesa a todas las familias, sin importar origen, fe o idioma: los vínculos. Los que tenemos. Los que no supimos cuidar. Y los que aún pueden repararse.
Durante años, cada junio se vestía de colores. Las marcas corrían a cambiar sus logos por arcoíris, influencers hablaban de inclusión con brillo en la cara, y hasta los políticos más cínicos publicaban una fotito con la bandera LGTBIQ+ para “quedar bien”. Era el pinkwashing en su máxima expresión: no era amor, era marketing. Pero este 2025, algo cambió. Algo se apagó. Algo se incendió.
Si Yiya Murano tuviera FLOW, esta sería su serie favorita. Acá no se matan con veneno, pero el humor es igual de letal.