Un día después de la muerte de Liam Payne, tras caerse del balcón de un hotel en Palermo, Louis Tomlinson publicó una declaración en la que describía lo "devastado" que estaba al despedirse de su "hermano", así como los planes que tenían de volver a trabajar juntos.
“Liam era un compositor increíble con un gran sentido de la melodía”, escribió Louis en Instagram el 17 de octubre junto a una foto de la pareja. “A menudo hablábamos de volver al estudio juntos para intentar recrear la química que habíamos desarrollado en la banda”.
Louis también reveló sus esperanzas de reunirse para un concierto en el futuro y agregó: "Me hubiera encantado compartir el escenario contigo nuevamente, pero no pudo ser".
En la declaración, el cantante de "Just Hold On" continuó diciendo lo importante que sentía que era Liam para el éxito de One Direction, la banda de chicos que formaron junto a Harry Styles, Zayn Malik y Niall Horan en The X Factor en 2010 antes de anunciar su pausa cinco años después.
“Para que conste, Liam fue, en mi opinión, la parte más vital de One Direction”, continuó Louis. “Su experiencia desde una edad temprana, su oído perfecto, su presencia en el escenario, su don para escribir. La lista continúa. Gracias por darnos forma, Liam”.
Desde que dejaron atrás su etapa como quinteto y comenzaron su carrera en solitario, Liam había hablado sobre la posibilidad de que la banda se reuniera.
Durante años, cada junio se vestía de colores. Las marcas corrían a cambiar sus logos por arcoíris, influencers hablaban de inclusión con brillo en la cara, y hasta los políticos más cínicos publicaban una fotito con la bandera LGTBIQ+ para “quedar bien”. Era el pinkwashing en su máxima expresión: no era amor, era marketing. Pero este 2025, algo cambió. Algo se apagó. Algo se incendió.
Anoche terminé de ver Mazel Tov, la nueva película de Adrián Suar, y todavía tengo los ojos húmedos. No solo por su historia judía cargada de tradición y códigos familiares, sino porque habla de algo que atraviesa a todas las familias, sin importar origen, fe o idioma: los vínculos. Los que tenemos. Los que no supimos cuidar. Y los que aún pueden repararse.
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