La estrella de Barbie, Margot Robbie lucía su pancita de embarazada al descubierto mientras ella y su esposo, Tom Ackerley, almorzaban con amigos en Cerdeña, Italia.
En una foto de su excursión para almorzar, Margot se agarraba la barriga y le sonreía a Tom mientras él le daba golpecitos con el dedo en la barbilla con adoración. Por supuesto, la pareja no es ajena a mostrarse afecto en público. El mes pasado, la pareja se mantuvo unida mientras disfrutaba de un romántico paseo en barco al atardecer en el lago Como, Italia, antes de partir hacia el Reino Unido, donde compartieron un dulce beso mientras veían el partido de semifinales masculino en Wimbledon.
Margot en una entrevista dijo: "Si miro hacia el futuro dentro de 30 años, quiero ver una gran cena de Navidad con muchos niños allí, pero definitivamente no en este momento. Eso es 100 por ciento seguro".
Tom es la persona que quiere a su lado en todos los viajes de su vida. Y terminó diciendo: "Es el mejor, es muy divertido".
Durante años, cada junio se vestía de colores. Las marcas corrían a cambiar sus logos por arcoíris, influencers hablaban de inclusión con brillo en la cara, y hasta los políticos más cínicos publicaban una fotito con la bandera LGTBIQ+ para “quedar bien”. Era el pinkwashing en su máxima expresión: no era amor, era marketing. Pero este 2025, algo cambió. Algo se apagó. Algo se incendió.
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Anoche terminé de ver Mazel Tov, la nueva película de Adrián Suar, y todavía tengo los ojos húmedos. No solo por su historia judía cargada de tradición y códigos familiares, sino porque habla de algo que atraviesa a todas las familias, sin importar origen, fe o idioma: los vínculos. Los que tenemos. Los que no supimos cuidar. Y los que aún pueden repararse.
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Durante años, cada junio se vestía de colores. Las marcas corrían a cambiar sus logos por arcoíris, influencers hablaban de inclusión con brillo en la cara, y hasta los políticos más cínicos publicaban una fotito con la bandera LGTBIQ+ para “quedar bien”. Era el pinkwashing en su máxima expresión: no era amor, era marketing. Pero este 2025, algo cambió. Algo se apagó. Algo se incendió.
