
Jesica Cirio vende su ropa en una feria americana en medio de la crisis
Jésica Cirio comenzó a vender su ropa luego de que detuvieran a su expareja Elías Piccirillo y en medio de la crisis.
La nominación en Gran Hermano fue de la siguiente manera:
Williams (voto final): 2 Carla
Nicolás no pudo nominar por una terrible sanción
Isabel: 2 Catalina 1 Florencia
Lisandro: 2 Catalina 1 Florencia
Lucía: 2 Isabel 1 Florencia
Catalina: 2 Martín 1 Lisandro
Martín: 2 Carla 1 Florencia
Florencia: 2 Martín 1 Isabel
Joel: 2 Lisandro 1 Sabrina
Emmanuel: 2 Lisandro 1 Denisse
Agostina: 2 Martín 1 Sabrina
Denisse: 2 Carla 1 Juliana
Federico (Manzana): 2 Carla 1 Florencia
Alan: 2 Juliana 1 Rosina
Juliana (Furia) nominación espontánea: 3 Lisandro 2 Isabel
Rosina: 2 Florencia 1 Carla
Sabrina: 2 Catalina 1 Juliana
Bautista: 2 Carla 1 Catalina
Zoe: 2 Isabel 1 Florencia
Carla: 2 Isabel 1 Martín
La placa final, que está a la espera de la salvación del líder de la casa, Alan, quedó compuesta por cinco de los integrantes de la casa pero debería haber más gente pero hubo complot y algunos votos no fueron contabilizados. La placa quedó entonces compuesta por los siguientes participantes: Nicolás, que fue sancionado, Florencia, Lisandro, Isabel y Carla.
El día jueves Alan dará a conocer su noticia de a quién se convierte en el cuarto salvado de la temporada y tendrá la terrible tarea de mandar a otro de sus compañeros de casa a la placa de eliminación para el día domingo, donde el público votará para que uno se vaya de manera definitiva de la casa más famosa de la televisión argentina.
Jésica Cirio comenzó a vender su ropa luego de que detuvieran a su expareja Elías Piccirillo y en medio de la crisis.
Anoche terminé de ver Mazel Tov, la nueva película de Adrián Suar, y todavía tengo los ojos húmedos. No solo por su historia judía cargada de tradición y códigos familiares, sino porque habla de algo que atraviesa a todas las familias, sin importar origen, fe o idioma: los vínculos. Los que tenemos. Los que no supimos cuidar. Y los que aún pueden repararse.
Durante años, cada junio se vestía de colores. Las marcas corrían a cambiar sus logos por arcoíris, influencers hablaban de inclusión con brillo en la cara, y hasta los políticos más cínicos publicaban una fotito con la bandera LGTBIQ+ para “quedar bien”. Era el pinkwashing en su máxima expresión: no era amor, era marketing. Pero este 2025, algo cambió. Algo se apagó. Algo se incendió.