
VIUDAS NEGRAS P*TAS Y CHORRAS | SERIE | MUCHO HUMOR Y CRITICA SOCIAL | FLOW, TNT Y HBO max | 2025 | RECOMENDACIÓN POR Mauro Patat
Si Yiya Murano tuviera FLOW, esta sería su serie favorita. Acá no se matan con veneno, pero el humor es igual de letal.
La actriz de "Sex and the City", Sarah Jessica Parker acaba de marcar una nueva tendencia en la moda ya que recientemente canalizó a su personaje icónico Carrie Bradshaw en la vida real mientras asistía a la Gala de Otoño 2023 del New York City Ballet.
Para la ocasión, Sarah tomó la elegante decisión de no combinar sus tacones adornados con diamantes, usando un tacón de aguja de satén negro en el pie izquierdo y uno rosa pastel en el otro. Por supuesto, los zapatos enjoyados de la estrella de And Just Like That eran de su propia línea de zapatos homónima y complementaban perfectamente su vestido.
De hecho, Sarah aprovechó la temática del ballet al ponerse un vestido negro de Carolina Herrera que presentaba un diseño ceñido al cuerpo con hombros descubiertos y una voluminosa falda de tul. Ella completó su look inspirado en una bailarina con un bolso plateado brillante y un lazo gigante de satén negro, en el que se encontraba la cinta que le llegaba hasta los tobillos.
Sobre la velada mágica, escribió en Instagram, "Todo estuvo hermoso en el ballet". "Hay tanta charla y opiniones", dijo en el programa de The Howard Stern Show. "Creo que la gente debería hacer lo que sea que les haga sentir mejor al salir por la puerta".
Si Yiya Murano tuviera FLOW, esta sería su serie favorita. Acá no se matan con veneno, pero el humor es igual de letal.
Durante años, cada junio se vestía de colores. Las marcas corrían a cambiar sus logos por arcoíris, influencers hablaban de inclusión con brillo en la cara, y hasta los políticos más cínicos publicaban una fotito con la bandera LGTBIQ+ para “quedar bien”. Era el pinkwashing en su máxima expresión: no era amor, era marketing. Pero este 2025, algo cambió. Algo se apagó. Algo se incendió.
Anoche terminé de ver Mazel Tov, la nueva película de Adrián Suar, y todavía tengo los ojos húmedos. No solo por su historia judía cargada de tradición y códigos familiares, sino porque habla de algo que atraviesa a todas las familias, sin importar origen, fe o idioma: los vínculos. Los que tenemos. Los que no supimos cuidar. Y los que aún pueden repararse.