Maxi Clark
Las gradas del BMO Stadium de Los Ángeles se inundaron de estrellas de Hollywood que buscaban ver al campeón del mundo salir al campo junto a su nuevo equipo, el Inter Miami, mientras se enfrentaban a Los Angeles Football Club.
Solo algunos de los A-Listers que estuvieron allí para ver a Lionel, a menudo apodado el mejor de todos los tiempos, llevar a su equipo a una victoria de tres a uno fueron Leonardo DiCaprio, Will Ferrell, Edward Norton, Selena Gómez y, apropiadamente, Brendan Hunt de Ted Lasso, entre muchos otros.
Durante el partido, Lionel dio dos asistencias mientras que Facundo Farías, Jordi Alba y Leonardo Campana anotaron un gol cada uno. Esto lleva al equipo de Florida a una racha récord del club de 11 victorias.
Lionel se unió al Inter Miami en julio, recién salido de la victoria de Argentina en la Copa del Mundo, con su contrato firmado hasta la temporada 2025 de la Major League Soccer.
Si Yiya Murano tuviera FLOW, esta sería su serie favorita. Acá no se matan con veneno, pero el humor es igual de letal.
Durante años, cada junio se vestía de colores. Las marcas corrían a cambiar sus logos por arcoíris, influencers hablaban de inclusión con brillo en la cara, y hasta los políticos más cínicos publicaban una fotito con la bandera LGTBIQ+ para “quedar bien”. Era el pinkwashing en su máxima expresión: no era amor, era marketing. Pero este 2025, algo cambió. Algo se apagó. Algo se incendió.
Anoche terminé de ver Mazel Tov, la nueva película de Adrián Suar, y todavía tengo los ojos húmedos. No solo por su historia judía cargada de tradición y códigos familiares, sino porque habla de algo que atraviesa a todas las familias, sin importar origen, fe o idioma: los vínculos. Los que tenemos. Los que no supimos cuidar. Y los que aún pueden repararse.
