
Jesica Cirio vende su ropa en una feria americana en medio de la crisis
Jésica Cirio comenzó a vender su ropa luego de que detuvieran a su expareja Elías Piccirillo y en medio de la crisis.
En la noche de este sábado sorprendió el anuncio que Andrea Taboada publicó en sus redes, más en un día raro y en un horario tan fuera de lo laboral.
Pero lo cierto es que la locutora y periodista, quien lleva años junto a Angel de Brito, desde el ya histórico “BDV” en Magazine junto a Mariana Brey, parece quedará afuera del staff de las “angelitas”.
Así lo publicó en sus historias de Instagram, a modo de despedida del programa y aclarando que no fue de ella la decisión de dejarla fuera del ciclo de América, producido por Mandarina.Hasta donde sabíamos no había mayores problemas entre Andrea y Angel ni con la producción, quisimos averiguar si esta historia era real o si la habían hackeado, pero no nos contestaron.
Lo único que pudimos relacionar es que la “archienemiga” de Taboada, Fernanda Iglesias, vuelve de urgencia a la Argentina, tras una crisis que vivió en España, adonde decidió ir a probar suerte.
De hecho de le hicieron una nota hace unos días en “LAM” hablando sobre el tema de su nota a Silvia D´Auro hace años en La Nacion y se la vio muy bien, trabajando en el negocio inmobiliario en la zona de Marbella, aunque contó que había empezado a extrañar mucho, sobre todo a su hijo, que quedó en Argentina con su padre. Tal vez Iglesias vuelva a ser una “angelita”.
Jésica Cirio comenzó a vender su ropa luego de que detuvieran a su expareja Elías Piccirillo y en medio de la crisis.
Anoche terminé de ver Mazel Tov, la nueva película de Adrián Suar, y todavía tengo los ojos húmedos. No solo por su historia judía cargada de tradición y códigos familiares, sino porque habla de algo que atraviesa a todas las familias, sin importar origen, fe o idioma: los vínculos. Los que tenemos. Los que no supimos cuidar. Y los que aún pueden repararse.
Durante años, cada junio se vestía de colores. Las marcas corrían a cambiar sus logos por arcoíris, influencers hablaban de inclusión con brillo en la cara, y hasta los políticos más cínicos publicaban una fotito con la bandera LGTBIQ+ para “quedar bien”. Era el pinkwashing en su máxima expresión: no era amor, era marketing. Pero este 2025, algo cambió. Algo se apagó. Algo se incendió.