Maxi Clark
El padre de Justin Bieber llega a los titulares luego de que publicara un mensaje sobre su pensamiento sobre el Mes del Orgullo. A través de Twitter publicó una imagen de la bandera LGBT con un texto ofensivo: "No olvides agradecer a una persona heterosexual este mes por tu existencia".
Enseguida, usuarios en general y organizaciones defensoras de los derechos sexo diversos manifestaron su repudio por la publicación
Alguien le respondió: "No olvides agradecerle a Justin Bieber este mes por tus facturas pagadas". Otro dijo: "¡Sí! Gracias, hombre heterosexual, que dejó a tu mujer en ese momento criando sola a tu hijo. Definitivamente eres la mejor persona para algo sobre familia, respeto y amor".
Si Yiya Murano tuviera FLOW, esta sería su serie favorita. Acá no se matan con veneno, pero el humor es igual de letal.
Durante años, cada junio se vestía de colores. Las marcas corrían a cambiar sus logos por arcoíris, influencers hablaban de inclusión con brillo en la cara, y hasta los políticos más cínicos publicaban una fotito con la bandera LGTBIQ+ para “quedar bien”. Era el pinkwashing en su máxima expresión: no era amor, era marketing. Pero este 2025, algo cambió. Algo se apagó. Algo se incendió.
Anoche terminé de ver Mazel Tov, la nueva película de Adrián Suar, y todavía tengo los ojos húmedos. No solo por su historia judía cargada de tradición y códigos familiares, sino porque habla de algo que atraviesa a todas las familias, sin importar origen, fe o idioma: los vínculos. Los que tenemos. Los que no supimos cuidar. Y los que aún pueden repararse.
