

Carlos Cuevas saltó a la fama internacional como Pol en Merlí, y fue tal el éxito que tuvo su propio spin-off. Desde entonces ha sumado destacados trabajos, como la miniserie de Netflix Smiley, en la que le tocó interpretar otro personaje gay que causó sensación en la comunidad LGBT.
En una reciente entrevista, el actor de 27 años mostró su descontento por ser considerado un "sex symbol": "A veces haría un macagondeu, que se dice en catalán, un puñetazo en la mesa, y diría: ‘Basta'".
También expresó: "Porque yo me lo curro muchísimo, estudio muchas horas, me preparo mucho los personajes y lo que me encantaría es que dijeran: ‘Vaya tío, qué disciplina". En Smiley me mataba en el gimnasio, cosa que a mí no me gusta. Ahora no estoy así, ¿sabes? Tengo mi genética y tal pero me tuve que poner así en tiempo récord".
"Disciplina militar: rodaba 12 horas y me iba al gimnasio. Un entrenamiento muy sufrido, una dieta de contar las almendras y las cucharadas de aceite"
Enfatizó; "Y me da bajona, me parece cutre, que se menosprecie mi trabajo y se cosifique mi cuerpo". "Me deja de interesar el interlocutor que lance ese mensaje. Es como que expones tu obra en el museo y llega un invitado y te dice: ‘¡Qué bueno el catering!', alguien que entiende de la movida se da cuenta de esas" cosas.


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