
VIUDAS NEGRAS P*TAS Y CHORRAS | SERIE | MUCHO HUMOR Y CRITICA SOCIAL | FLOW, TNT Y HBO max | 2025 | RECOMENDACIÓN POR Mauro Patat
Si Yiya Murano tuviera FLOW, esta sería su serie favorita. Acá no se matan con veneno, pero el humor es igual de letal.
Kim Kardashian tomó el centro del escenario en el desfile de la Semana de la Moda de Milán de Dolce & Gabbana. Ella hizo una aparición sorpresa en la pasarela con Stefano Gabbana y Domenico Dolce durante la final del evento después de que debutaron con una nueva colección primavera-verano 2023, una colaboración con la estrella de reality. Kim usó un vestido negro brillante sin mangas y su cabello rubio platinado en un peinado recogido.
Los tres hijos mayores de Kim, North West, Saint West y Chicago West, además de su madre Kris Jenner y su hermana Khloé Kardashian la animaron desde la primera fila.
"¡¡El show más increíble en Milán hoy!!", escribió Kris en Instagram. "@kimkardashian @dolcegabbana, ¡la perfección como siempre! ¡Muy orgullosa de ti @kimkardashian! #MilanFashionWeek #CiaoKim #DolceandGabbana"
El show se abrió con los sonidos de los clics de la cámara, los destellos de luz y gritos de "¡Te amamos, Kim!". Las modelos del show vistieron en su mayoría looks negros, blancos y plateados con adornos característicos de encaje, cristal y estampado de leopardo mientras un video en blanco y negro de Kim comiendo espagueti se reproducía de fondo, dijo la revista Elle.
Si Yiya Murano tuviera FLOW, esta sería su serie favorita. Acá no se matan con veneno, pero el humor es igual de letal.
Durante años, cada junio se vestía de colores. Las marcas corrían a cambiar sus logos por arcoíris, influencers hablaban de inclusión con brillo en la cara, y hasta los políticos más cínicos publicaban una fotito con la bandera LGTBIQ+ para “quedar bien”. Era el pinkwashing en su máxima expresión: no era amor, era marketing. Pero este 2025, algo cambió. Algo se apagó. Algo se incendió.
Anoche terminé de ver Mazel Tov, la nueva película de Adrián Suar, y todavía tengo los ojos húmedos. No solo por su historia judía cargada de tradición y códigos familiares, sino porque habla de algo que atraviesa a todas las familias, sin importar origen, fe o idioma: los vínculos. Los que tenemos. Los que no supimos cuidar. Y los que aún pueden repararse.